A RIGOBERTA MENCHÚ (Premio Nobel de la Paz 1992)



Menuda y suave Rigoberta:
mujer india, te levantas
empuñando no el dardo que envenena
o el puñal que degüella la esperanza.
Pequeña y obstinada india de América
tu boca dulce y breve
ensayó la palabra, masticó la vergüenza,
y te crecieron alas...
indígena paloma, navegaste los mares
cruzaste cordilleras, eludiste murallas
aprendiendo en la lucha
a cerrar la garganta y apretando los ojos
no vertiste una lágrima.
La sangre de tu pueblo ha sido derramada
hace ya muchos siglos
y de la herida mana aún, dolor y vida;
del mercader impune
tu gente sigue esclava;
el que trocó espejitos y cuentas de cristales
por la riqueza virgen del mineral dormido.
Mas tú, mujer menuda
de ojos asombrados y tez anochecida
creciste como el árbol.
Rigoberta, te nombro
temblando en los umbrales
de otro siglo, que acaso
navegando las aguas con otros marineros
devuelva a cada indio la identidad perdida.
Rigoberta, te nombro
y acaso las palabras trasunten otras voces
que han quedado calladas.
India de mi América, vientre de Guatemala
impávida y bravía sobre el tifón cabalgas
y el premio a tu bravura,
sonora bofetada en el rostro del déspota
marcó con la palabra
Paz...Paz...Paz...
sin hambre ni matanzas.



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