La
verde geografía
circundando
anónimos
misérrimos
pobladores
desde
la arisca y lejana
Patagonia
hasta el nordeste
brasileño
donde la aridez
duele,
mientras en las alturas andinas
el
indio mastica hojas de coca
para
adormecer su fatiga.
En
el espejo del tiempo
así
eras, virgen casi niña
huérfana
oscura y maltratada
por
los conquistadores
cuando
las tres carabelas
increíbles,
perdieran
la
ruta de las Indias:
milagro
de especias y de sedas.
América
mestiza, la del indio
de
los negros flagelados
de
la multiplicidad
de
razas. A ti llegaron
con
los sueños al hombro
millares
de inmigrantes
venidos
de quien sabe
lejana
geografía
anclando
para siempre
sus
naves diminutas
vacías
de equipaje.
Insomnes
y ateridos
vagaron
trashumantes
con
la utopía intacta
de
un mundo delirante
con
frutos derramados
sobre
la tierra fértil
y
peces de colores
bajo
las aguas mansas.
Empecinados,
ciegos
subieron
la montaña
oteando
el horizonte
sacudieron
las alas
volando
sin destino
en
procura del alba
que
les diera cobijo
bajo
la bóveda clara.
Peregrinos
del tiempo
el
llanto y la nostalgia
saboreando
de a poco
la
realidad amarga
de
aqueste nuevo mundo
el
de la lengua extraña
saqueado
había sido
en
la conquista bárbara
de
corazas y sables
terciopelo
y espada.
Con
los ojos abiertos
en
plena madrugada
restauraron
los sueños
masticaron
distancia
abriendo
con las uñas
los
surcos del mañana
aventaron
semillas
extendieron
sus mantas
y
cavaron raíces
con
la hondura del alma
para
quedarse siempre
sin
doblegar las alas.
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