Me divierte
mirarte, vanidoso
pagado de tu
propia extravagancia
sintiéndote
señor de los caminos
donde cruza el
amor. No me es extraña
esa actitud.
Ya la conozco. Tu postura
de macho
latino es cotizada
en el mercado
de la mediocridad.
Me divierte
mirarte, tus ardides
se parecen de
cerca a la hazaña
del ave que
aún se pavonea
prisionera y
sola en una jaula.
Me divierte
mirarte y me sonrío
con la astucia
propia de la pálida
y milenaria
esfinge;
vestido vas de
cazador glorioso
cuídate la
armadura, está gastada
no vaya a ser
que al arrojar los dardos
caigas atónito
en tu propia trampa.
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