Asomada a las puertas de la vida
inconmensurable plinto del arcano
abrazóme tus rosas de verano
en huerto rebosante de alegría
antiguas bocas por la tuya, hablaron
y en estupor de cimas encendidas
mi túnica rasgué. Sonrió la vida
y todos los océanos temblaron.
Nadie detuvo el vuelo fulminante
tiempo y espacio fueron al instante
extraño fuego quemando los rosales
y en ese incendio de pasiones locas
esclavizóme el duende de tu boca
en augusta heredad de vendavales.
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